Cursaba el 2do cuatrimestre en la universidad, cuando decidí entrar al equipo de voleibol, empezaron los entrenamientos diarios. Estaba en puerta el encuentro regional anual de universidad tecnológicas en la cuidad de Juárez, Chihuahua, por lo que el equipo fue convocado.
Días después de salir de la cuidad, en la escuela quedaron pendientes unos examenes, los profesores fueron muy comprensibles y propusieron aplicar los examenes cuando estuvieramos de regreso.
Perdimos el encuentro, pero regresamos con una bonita experiencia. A nuestra llegada nos esperaban los examenes, conteste cada uno de ellos convencida de mis respuestas.
La semana de examenes ya habia terminado, un día me dirigí al baño apresurada y exaltada, entre, lloré y pensaba una y otra vez que era lo que habia pasado, al salir una amiga me esperaba, me abrazo.
Ya más tranquila regresé a mi salón volteando hacia mi butaca y volviendo a ver la triste realidad, mi calificación de 73, cuando la calificación aprobatoria es de 80.
Me dolió reprobar, tenía una historial académico perfecto, estaba en el cuadro de honor, y gracias a ello, todo eso se fué.
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